Día 2 Pequeña visita de Girona y vuelo a Shannon.

Después de un buen y variado desayuno: pan con tomate, mermelada, mantequilla o aceite, cereales, magdalenas, embutido, galletas, zumo de naranja y café o chocolate, dejamos las mochilas en el albergue y nos fuimos a ver la ciudad.
Personalmente ya conocía la ciudad, en mi viaje a Italia, pero siempre quedan cosas nuevas por descubrir. A parte de dar un nuevo paseo por la muralla, cruzando los puentes y paseando por la zona vieja, nos encontramos con un museo que me emocionó y me transportó a mi infancia. El museo se llama Pequeño Museo de la Fantasía. La entrada es gratuita, a la vez es una tienda de muebles y objetos para casitas de muñecas. El museo es encantador, tiene muchas casas donde puedes apreciar todos los pequeños detalles y a la vez un barrio entero donde puedes ver la vida cotidiana.
También queremos recomendar un bar para comer, se llama Babel y está en la Carrer Anselm Clavé, una de las calles que desemboca en la Plaza de la Independencia. El menú cuesta 6’50€, con bebida, primero y segundo plato y pan. De primero eliges una ensalada con los ingredientes a tu gusto y de segundo hay Shawarma, hamburguesa, pescado, etc., acompañado con patatas, croquetas, falafel, calamares, etc. Buenísimo y barato.
Después de comer fuimos a un supermercado para llenar nuestras mochilas de pasta, bocadillos, galletas y bollos. Cogimos las mochilas en el albergue, nos fuimos al aeropuerto y a las 18:40h volamos hacia tierras verdes.
A las 20:10h aterrizamos en el Aeropuerto de Shannon con una temperatura de 8 grados, estando en Girona rozando los 30º. Este aeropuerto es pequeño y se encuentra a 10 minutos de Limerick, una de las principales ciudades del país. Nuestro albergue, sin embargo, lo teníamos en Sixmilebridge. Para ir hasta allí, a esas horas, tuvimos que coger un taxi. Advertir que al salir de las puertas de llegada, girando a la derecha, encontráis un mostrador donde podéis coger el taxi, os preguntan a donde vais y ya un hombre se ofrece a llevaros.
Nuestro primer contacto con los irlandeses fue el taxista y… ojú para entenderlo. Nos dejó en la puerta del albergue, 25€ los dos.
El albergue perfecto. Estábamos prácticamente solos y el personal muy amable y simpático, como todos los irlandeses. El albergue cuenta con cocina, totalmente equipada, calefacción, sala de reunión con juegos, futbolín, televisión y películas.
Una ducha, una cena y envueltos en el nórdico dormimos como bebés hasta las 7h. Precio del albergue: 17€ noche/persona sin desayuno.



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