DIAS 1-6 ABRIL: PICTON, GOLDEN BAY Y ABEL TASMAN
Tras más de dos meses en Nueva Zelanda por fin estábamos en la Isla Sur. La Norte nos había proporcionado nuestro primer viaje y nuestros primeros dólares, pero ahora sentíamos que necesitábamos unas merecidas vacaciones después de dos meses trabajando en la fruta. Y así haríamos hasta que los padres de Ana llegaran a Nueva Zelanda el 9 de abril, centrándonos en el norte de la isla. De esta manera también podríamos ver si merecería la pena volver aquí con ellos o si por el contrario pasaríamos de largo.
Poco antes del mediodía del 1 de abril habíamos echado el pie a la Isla Sur y nos quedaban por delante varios meses en los que extender por esta zona del país nuestra aventura en las Antípodas. Rober y Berta nos acompañarían en estos primeros días y después separaríamos nuestros caminos, a la espera de encuentros posteriores. De momento hasta el 6 de abril seríamos compañeros de viajes y descubrimientos.
Nuestro primer día en la Isla Sur se limitó a conocer la ciudad de Picton. Comimos en uno de sus parques, a orilla del mar y con el centro urbano a nuestra espalda. Admiramos el entorno que rodea a Picton, con montes que cercan a las rías que arrastran a los ferrys hasta el puerto que da vida a un pequeño pueblo lleno de bares, turistas y mochileros que vienen o van. Poco más hicimos aquella primera tarde, con una ración de un par de horas en la biblioteca para matar el tiempo y llevar al día los blogs. A la noche dormimos en la zona habilitada para ello, no muy lejos de donde habíamos comido, en Dublin St. Nuestra sorpresa fue encontrarnos allí con los padres de John, nuestro jefe en RJ Flowers, que también estaban de vacaciones. Charlamos con ellos y nos recomendaron varias zonas de la isla.
Parque junto al mar en Picton |
El siguiente día lo teníamos reservado para la Charlotte Queen Drive, una carretera que rodea una de las rías a unos veinte minutos de la ciudad. La ruta se abre a un mar turquesa y a las vistas de las diferentes formaciones características de esta zona del pais: los sounds, la palabra inglesa que define a estos estrechos, similares a las rías que podemos ver en Galicia. Una ruta agradable sin más, un anticipo de todo lo que nos quedaba por ver los próximos meses. A la tarde-noche bajaríamos hasta Blenheim, donde nos habían recomendado un espectáculo de aviones de la Primera Guerra Mundial ese fin de semana. Aprovechamos para hacer compra en el Pack'n'Save de la ciudad y darnos cuenta de que el espectáculo era de pago (y caro), así que lo descartamos. Volvimos a Picton para hacer noche.
A la mañana siguiente madrugaríamos para recorrer la carretera de la costa hasta Nelson, la principal ciudad del norte. Era festivo (Viernes Santo) y utilizamos la ciudad como parada antes de adentrarnos en el que era nuestro objetivo en esta zona: la Golden Bay y el Parque Nacional Abel Tasman. Visitamos el i-Site, recogimos la máxima información posible y volvimos a la ruta. Pasamos por Motueka, donde nos encontramos de nuevo con los campos de manzanas y kiwis y lo anotamos como posible destino para volver a trabajar. Tras aquello seguimos conduciendo por puertos de montaña rodeados de bosques y plagados de curvas que exigían descanso a Delica.
Nuestro destino era Takaka, donde dormiríamos, y de la que pasamos de largo hasta Pohara. Rober y Berta se encontraron con paredes por las que poder escalar, tomamos una ducha caliente en el Boat Club (una zona para dormir sólo para Self-Contained) y visitamos el Laberinto de Rocas, una ruta por formaciones kársticas más encaminada al turismo familiar. La noche la pasamos en el aparcamiento de la ruta alrededor del Te Waikoropupu Springs (un paseo de veinte minutos alreredor del mayor manantial de Australasia), con baños muy limpios, mesas de picnic y grifo para poder fregar.
Un agradable paseo antes de cenar |
El día 4 de abril nos dispusimos a subir lo más al norte posible de la Isla Sur. El camino desde Tekaka hasta Poruenga ocupapa unos 45 minutos bordeando la Golden Bay. Nuestra intención era pasear por la Farewell Spit, el pico de tierra que se adentra en el Mar de Tasmania desde la Golden Bay y que parece el pico de un kiwi. Buena parte del camino final antes de llegar al Centro de Visitantes/Bar es por una carretera sin asfaltar que llega hasta el aparcamiento. Desde ahí salen varias rutas hacia zonas distintas. Nosotros optamos por recorrer una hasta el Fossil Point y desde ahí enganchar con la que recorre la playa, primero por la orilla norte y luego por la sur hasta el punto de salida.
El primer tramo recorre el interior de la península y atraviesa campos llenos de ovejas y árboles retorcidos por el viento. El Fossil Point era el punto final del camino. Por delante nos quedaba la eterna playa del Farewell Spit (no se recorre entera, sólo una cuarta parte) con un fuerte viento de frente. Paseábamos mientras charlamos hasta que a lo lejos vimos una figura tumbada en la orilla a la que un hombre fotografiaba. Al acercarnos nos dimos cuenta que era un león marino, el primero que veíamos en Nueva Zelanda. Tiramos lo que llevábamos al suelo y corrimos hasta ella. La fotografiamos todo lo que quisimos y seguimos nuestro camino atravesando dunas para cruzar al otro lado de la playa, mucho menos interesante. Sólo la sensación de ver al león marino nos había merecido la pena. De ahí de vuelta a Tekaka para aparcar junto al wifi de la cabina Spark que nos permitía estar al día de todo. Ese color rosa que perseguiríamos desde entonces.
Nuestro primer león marino (arriba) y la playa del Farewell Spit |
El día 5 de abril optamos por realizar una etapa del Abel Tasman Coastal Track. Berta y Rober se quedarían en las paredes de Pohara quitándole el polvo al material de escalada y nosotros conduciríamos hasta Wainui. La mala señalización de la carretera nos llevó sin querer hasta Totaranui, donde un camping del DOC marca el inicio de la ruta de unos 6'7 kilómetros. El Abel Tasman Coastal Track incluye un total de 52 kilómetros por la línea de costa del Parque Nacional más pequeño de Nueva Zelanda, repartidos en 3-5 etapas. En medio dispones de refugios de 35 NZD cada uno o campings gratuitos.
La ruta que realizamos llegaba hasta Awaroa y atraviesa bosques plagados de helechos, dejando acantilados a sus pies que desembocan en playas de arena blanca y aguas cristalinas. El paisaje es realmente bello y la ruta no es excesivamente dura. Del tiempo planificado por el DOC en los carteles pudimos ahorrarle una media hora (de 3'5 horas a 3, ida y vuelta). Eso sí, durante el trayecto te acompañarán las famosas sandflies, las moscas picadoras que son el animal más odiado y temido de la Costa Oeste de la Isla Sur.
Tras la caminata almorzamos y decidimos fijarnos bien en las señales para ir por fin hasta Wainui. Lo logramos e hicimos una ruta de una hora aproximadamente (ida y vuelta) hasta el Taupo Point, un paseo por la orilla de una playa en la bahía de Wainui, cruzando por piedras plagadas de minúsculos mejillones, estrellas de mar y caracolas. Tras aquello paramos en Pohara a ver si veíamos a Rober y Berta, que ya habían terminado su jornada de escalada, y de nuevo al Te Waikoropupu Springs para pasar nuestra última noche allí.
Playa en la bahía de Wainui |
En la mañana del 6 de abril desayunamos por última vez juntos los cuatro blogueros. Partiríamos esa mañana en direccion a Christchurch, donde el día 9 llegarían los padres de Ana para pasar cuatro semanas con nosotros visitando los principales atractivos de la Isla Sur. Entre los lugares que visitaríamos no estaría el norte del sur. Decidimos descartarlo porque, pese a su belleza, quedaba demasiado a desmano del resto y nos haría perder demasiado tiempo. Pero siempre recordaremos que en la punta más al norte del sur disfrutamos de la enorme silueta del primer león marino de nuestra vida.
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